Es muy triste la situación de muchos mercados de la ciudad, no sólo el mercado del Carmel. Me encanta fotografiar paradas con productos como estos.
Tienen una fuerza visual muy considerable y no hace falta que sean productos ni extraños, ni foráneos o exóticos.
Unas simples patatas, ajos, cebollas y tomates, unos productos que están en todas las paradas normales del país con sus precios, que son humildes, no son caros y en todas las casas hay.
No hace falta mucho para que una fotografía exprese un sitio, una forma de cocinar, en este caso, en el mercado, una serie de productos Mediterráneos.
Os aseguro, que puestos como este, buscando productos, buscando una plasticidad, la verdad es que no había muchos, por no decir casi ninguno.
Las paradas no estaban abarrotadas, tengo la impresión que tienen productos que salen rápido, no tienen grandes stocks para que no se estropeen los productos, ya que no deben salir mucho.
Desde aquí animo a la gente a recuperar estos espacios, hacer sus compras, sino pasará lo de siempre, que acabaremos perdiéndolos y nos quejaremos por ello, pero será demasiado tarde.
:-(( al final perderemos el Mercado del Carmel y otros como él.